Cuando uno ha estado viviendo en la calle tanto como yo la memoria se convierte en una especie de plano secuencia imposible de compartimentar en unidades de tiempo. Das las gracias a quien te trasvasa parte de su calderilla si estás lo suficientemente sobrio, pero no retienes rostros ni elaboras estadillos de gratitud. Todo es efímero, clandestino y sucio, todo rechina injusticia y vergüenza. No obstante, juraría que la primera vez que Magdalena me dio […]
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